FUNDAMENTALISMO SOCIAL
O cómo las relaciones sociales entre humanos han sido siempre cíclicas
Infinidad de veces el ser humano sufre y se preocupa por sus semejantes. Su tendencia a ser aprobado en la sociedad y su afán de protagonismo conlleva en muchas ocasiones la repudia o la marginación. Aún así, el ser humano es un ser social que está en continuo trato con sus iguales, y estas relaciones no siempre son tan fructíferas cómo parecen en un inicio. En Ética e Nicómaco, Aristóteles ya nos habla de los tipos de amistad y sus características, hecho que nos hace pensar que en dos mil años los fundamentos de las relaciones sociales entre los humanos apenas han cambiado.
Aristóteles divide la amistad en tres tipos: Las amistades por interés, las amistades por placer, y las amistades verdaderas. Según sus teorías, los humanos a veces nos relacionamos entre nosotros sólo para conseguir un beneficio. Un interés en alguna cosa nos lleva a establecer una amistad que cuándo hayamos conseguido aquello que anhelamos se desvanecerá. Un ejemplo sería cuando alguien se junta con otra persona porque lleva coche. No por el afecto que sienten el uno por el otro, sino porque sabe que si necesita ir a algún sitio, si va con él irá en coche y no tendrá que pagar transporte público ni gastar más tiempo del necesario en llegar a su destino. “Los que se aman por interés, por la utilidad que pueden sacar el uno del otro, no se aman por sus personas precisamente, sino en tanto que sacan algún bien y algún provecho de sus relaciones mutuas”. [i]
Así pues, también podemos considerar las amistades por placer, muy parecidas a estas anteriores ya que también se busca algo en el prójimo, en este caso el placer personal. También son relaciones efímeras y como las amistades por interés, surge por la necesidad y es establecida por un contraste, que compensa lo que a otro le falta. Como ejemplo podríamos hablar de las amistades que tenemos para salir de marcha; muchas veces se acaba saliendo con alguien a quién apenas le tienes confianza, pero para pasarlo bien no le das importancia, y acabas pasándolo en grande y creyendo que sois unos grandes amigos. Sin embargo, a la semana siguiente apenas te acuerdas de él. “El placer parece ser el único que inspira las amistades de los jóvenes; ellos viven dominados por la pasión y solo buscan el placer, y aún puede decirse el placer del momento. […] He aquí por qué aman tan pronto, y tan pronto cesan de amar, como que cambian veinte veces de gusto en un mismo día."[ii] Los jóvenes actualmente también actúan de esta forma.
Finalmente, Aristóteles nos habla de las amistades verdaderas, aquellas fundamentadas por sentimientos de benevolencia recíprocos, en los que cada individuo se esfuerza por hacer feliz al otro y establecer un vínculo sentimental mutuo. Son relaciones que hay que cuidar, que conllevan tiempo y que tienen su propio periodo de gestación. Son amistades basadas en la confianza y el afecto y son duraderas si se les da el trato pertinente. Tienen una relación de semejanza, es decir, las dos facetas de la amistad deben tener muchas cosas en común, y unas virtudes similares, sin dejar de lado la necesaria reciprocidad de la misma. “La amistad perfecta es la de los hombres virtuosos y que se parecen por su virtud, porque se desean mutuamente el bien, en tanto que son buenos, y yo añado que son buenos por si mismos. Los que quieren el bien para sus amigos por motivos tan nobles son los amigos por excelencia." [iii]
Estas relaciones son las menos comunes pues hay pocas personas que puedan juntarse bajo estas características. Y como bien he mencionado requieren de su siembra y su cosecha. “Es muy claro, por otra parte, que amistades tan nobles han de ser raras, porque hay pocos hombres de este carácter. Para formarse estos lazos se necesita, además, tiempo y hábito." [iv]
Estas relaciones son las menos comunes pues hay pocas personas que puedan juntarse bajo estas características. Y como bien he mencionado requieren de su siembra y su cosecha. “Es muy claro, por otra parte, que amistades tan nobles han de ser raras, porque hay pocos hombres de este carácter. Para formarse estos lazos se necesita, además, tiempo y hábito." [iv]
Sin ir más lejos, Dale Carnegie en su libro Cómo ganar amigos e influir sobre las personas también nos da a entender que cuánto más aprecio sincero y interés tengamos en los demás, más se interesaran por nosotros pues todos somos en el fondo un ser social que necesita ser escuchado y apoyado por los demás. “Usted puede ganar más amigos en dos meses interesándose de verdad en los demás, que los que se pueden ganar en dos años cuando se trata de interesar a los demás en uno mismo.”[v]
Así pues, se puede observar como los fundamentos de las relaciones humanas no han cambiado y seguimos necesitando ese calor, ese afecto, esa aprobación, ese amigo que nos escuche en nuestros buenos y en nuestros malos momentos, ese amigo por excelencia, no un amigo por interés ni por placer, sino un amigo que sea simplemente un amigo, que por el hecho de serlo ya nos dé un beneficio y un placer, que sea noble en sus intenciones tanto como uno lo es con él. Nada ha distado aún de lo que el sapientíssimo Aristóteles ya dijo en su momento: “Cada uno de los dos amigos es bueno absolutamente en sí, y es bueno igualmente para su amigo, porque los buenos son a la vez y absolutamente buenos y útiles los unos para los otros. También se puede añadir que son mutuamente agradables, y esto se comprende sin dificultad. Si los buenos son agradables absolutamente, y si lo son también los unos para con los otros, es porque los actos propios, así como los que se parecen a los nuestros, nos causan siempre placer."[vi]
[ii]Aristóteles, Ética e Nicómaco (Libro VIII, Capítulo 3)
[iii] Aristóteles, Ética e Nicómaco (Libro VIII, Capítulo 3)
[iv] Aristóteles, Ética e Nicómaco (Libro VIII, Capítulo 3)
[v] Dale Carniege, Cómo ganar amigos e influir sobre las personas (Capítulo 5)
[vi] Aristóteles, Ética e Nicómaco (Libro VIII, Capítulo 3)
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